Terminan los JJOO y terminan mis vacaciones. No hay relación causa-efecto entre estos dos hechos, ni falta que hace. Pero sí tengo que reconocer que he estado frente a la televisión más tiempo del habitual, y que eso me ha proporcionado una información impagable. Por ejemplo, que para aprender electrónica, revolucionar la informática o pilotar un avión supersónico -incluso diseñarlo, aprovechando el tiempo libre entre guardia y guardia- hay que alistarse. Supongo que también ustedes han asistido al bombardeo de anuncios del ministerio del medallista Bono. Pero alistarse no significa hacerse más listo, como pretende el manchego progresista, amigo de saraos con peinetas y puñetas, sino, simplemente, ser apuntado en una lista. Le concedo el beneficio de la duda y espero que toda esa publicidad "tecnológica" -claramente engañosa a primera vista- no haya salido de los presupuestos de I+D para Ciencia, como suele ser habitual. Ya saben que ésa era la estrategia de su antecesor, porque "no estaba bien visto gastar en el Ejército". Razón tenía, que a los españoles no nos gustan las guerras, ya lo comprobaron en sus carnes. Pero estos anuncios parecen más propios de Cuba o la extinta URSS. Si a ello unimos la singular campaña lanzada conjuntamente por otros dos de sus colegas -Cultura y Justicia-, que no se cortan en proclamar que "Ahora la Ley se cumple" (antes no, antes los cuerpos flotaban en el espacio porque no obedecían a la ley de la gravedad, los muy malvados), en la que amenazan con la cárcel a los "disidentes" informáticos -entiéndase por disidente al que no le gusta pagar dos veces el mismo CD de música, por ejemplo-, llegamos a la conclusión de que este Gobierno, además de hacer ostentación de frivolidad en el papel couché, no tiene ni idea. Sigue pensando, como los anteriores, que un país es tanto mejor cuantas más medallas consigue en unos JJOO y más veces lo repiten sus telediarios. Para lo demás, mano dura y nuevo Código Penal. Ya me dicen si encuentran diferencia con la antigua Alemania Oriental, por decir algo, con las mismas obsesiones militares, deportivas y represivas. Apañados estamos. Mientras tanto, en otros países menos desarrollados que el nuestro -EEUU, por ejemplo- los delitos que se persiguen en internet son las subastas fraudulentas, el tráfico de números de tarjetas de crédito o, por supuesto, el mercado de órganos, niños o prostitutas. Aquí, si usted llama al número de teléfono habilitado para la "delación internauta", le atiende la Asociación Antipiratería. ¿Me escuchan? Pues copien, que mi "49er" ha sido abordado por Horacio Nelson, hagan algo, rápido, que no llego a los JJOO y me espera toda la Familia Real en Atenas para "darme suerte"... Dirán que exagero, pero bien que me lo paso escribiendo esto.