Ya han pasado las elecciones. Como un huracán, arrasando con todo, incluso con los pronósticos. También van a arrasar con el Ministerio de Ciencia y Tecnología -más pena que gloria- y con un sinfín de altos cargos políticos y ministeriales. De lo que venga ya iremos hablando. De lo que queda, podemos seguir haciéndolo. Uno de los asuntos pendientes -por mal planteado y peor gestionado, probablemente-, es el de la tan manida modernización de la Administración Pública. Internet era el clavo ardiendo al que todos los políticos se agarraban. Las colas desaparecerían, los trámites se agilizarían, los funcionarios funcionarían. Salvo contadas excepciones -y sólo cuento una, Hacienda, por la "cuenta" que les traía sanear las cuentas-, zero patatero. Así, con "z", que está de moda: ZP, Letizia y Zaragoza. A diferencia del sector privado, donde es posible realizar a través de la Red cualquier tipo de compra, transferencia, consulta bancaria o trámite con total garantía de confianza y confidencia, en la administración pública ni tan siquiera puede usted comprobar si sus datos censales son correctos. Aunque, curiosamente, esos datos están a la libre disposición de los partidos políticos, por ejemplo. Estas reflexiones vienen a cuento de mi "excursión" por uno de estos sitios web que tanto han sido anunciados -o "publicitados", que dirían los cursis- por nuestros dirigentes. El portal "único" -www.administracion.es- es, en verdad, único. Está concebido con un diseño tan sugerente como inútil, moderno como incómodo. Por compararlo con algo que les resulte familiar, parecería que los autores se hubieran propuesto hacer un auditorio para Tenerife. Uno pasa el ratón por encima, y el ratón pasa de uno por encima, por debajo y por detrás. Aparecen textos incomprensibles, en lugares inverosímiles y de significado críptico, como si fuera la obra de un programador atacado de los nervios o ferviente admirador del site de "El código da Vinci". Sólo les ha faltado adornarlo con mensajes del tipo "pinche usted mañana", "éste no es mi negociado, pinche dos ventanas más a la izquierda", "es la hora del pincho, pinche luego" y, desde luego, "este sitio web está en construcción" (¿alguna vez alguien terminará un sitio web? Es como la vida misma, siempre en obras). Claro que lo más que me ha ofendido ha sido el título: "El portal del ciudadano." ¿Cómo? ¿Dos meses de campaña electoral y aún no han aprendido a decir "del ciudadano y de la ciudadana"? Ágrafos.
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El Día de Tenerife, martes 23 de Marzo de 2004