Muchos se hacen esta pregunta. Aunque la mayoría "adoramos" el invento -y si no de qué iba yo a escribir en esta columna-, todavía hay sectores de nuestra sociedad muy reticentes a su imparable expansión. Desde ciertos foros, algunos de ellos con una influencia política o "mediática" nada desdeñable, se sigue "demonizando" a la Red. Basta con leer artículos, o escuchar tertulias, en los que la palabra Internet suele aparecer con unos nada agradables compañeros de viaje: terrorismo, pederastia, o tráfico de seres humanos, por ejemplo. La lucha contra la piratería informática o musical se coloca al mismo nivel "delictivo", y ya empiezan a ser habituales noticias del tipo: "se incautaron diez kilos de cocaína, dos pistolas con munición de grueso calibre y quince mil CDs vírgenes." Todo esto puede llevarnos -esperemos que no-, a una progresiva y cada vez menos encubierta censura en la Red, donde cada página, cada enlace, cada descarga, esté bajo sospecha por simple y mero desconocimiento. Si al menos la Administración, la Justicia y, sobre todo, la clase política, estuvieran a la altura de las circunstancias -en palabras más claras, supieran "algo más" sobre Internet-, dormiríamos más tranquilos. Espectáculos tan risibles y surrealistas como el ofrecido hace pocas fechas por el Delegado del Gobierno en Madrid, -pasando revista a la gran cantidad de "compactis" y "cedeses" requisados por los tan manidos "Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado"-, no tendrían lugar. (Por cierto, muy loable la actitud del guardia civil que intentó educadamente corregir los disparates del político, y en extremo vergonzosa y antediluviana la respuesta de éste: "¡Un Delegado no se equivoca!"). En sus manos está, y en sus manos "estamos". Los ciudadanos deberíamos no sólo demandar, sino también exigir, una "cultura tecnológica general" acorde con los tiempos que corren. El día en que un sumario, o un procedimiento administrativo, se cuantifique en "megabytes", y no en folios, algo habremos avanzado. Sobre todo, rapidez y eficacia. Ojalá que la tan de moda expresión gubernamental "¡Vamos a endurecer las leyes!" se refiera precisamente a eso: que van a pasar de los folios a los CDs. O a los "compactis", como prefieran. El caso es que abran los ojos de una vez. La Justicia se los venda para ser imparcial, no para ser ignorante.
Publicado en
El Día de Tenerife, martes 21 de Octubre de 2003